SINFONÍA DEL REFUGIO DE LINZA
Que bonita la montaña! Y sus picos, valles, collados, barrancos y…. ¿los refugios?.
Estaba esta semana cavilando qué hacer durante el finde y me vino a la cabeza lo que siempre me viene: ¡al monte!. Rauda mandé un “multi-sms” a unos cuantos colegas con la propuesta de pasar la noche del sábado en el refugio de Linza para hoy domingo subirnos un bonito pico de la zona.
Sólo recibí la contestación de la sin igual “pareja empanadilla”, así que reservé plaza para tres personas en el citado refugio. Más tarde se apuntó otro colega más y ampliamos la reserva a cuatro personas aunque ya nos habían avisado que el refugio estaba casi lleno.
Así que allí nos presentamos anoche de muy buen humor y con ganas de comernos el mundo… hasta que empezó nuestra pesadilla. Para empezar nos tocaba dormir en “la habitación grande”, esto significaba que dormiríamos con unas 30 personas más. Las literas eran anchas así que tocaba a dos personas por colchón. Bueno, tampoco era tan incómodo el asunto, así que bajamos a cenar al comedor y durante la cena (tontos de nosotros) hicimos algún comentario en clave jocosa sobre la posibilidad de que alguien roncara esta noche. Hasta aquí bien.
Tras la cena nos fuimos a dormir. Ya entrando en la habitación escuchamos la primera nota de la sinfonía que nos acompañaría toda la noche. Ya acostados empezó el sufrimiento, era un ronquido lejano, grave, pero no muy molesto. El problema es que a los 15 min. Empezó otro ronquido más cercano que se sucedía al primero de una manera graciosamente acompasada. Esto nos hizo reír en principio… pero lo peor estaba por llegar. De repente ambos primeros ronquidos pararon y durante un par de minutos hubo silencio hasta que escuchamos la primera nota de otro ronquido, pero, esta vez mucho más cercano… ¡maldita sea!... mi compañera de colchón y yo comprobamos con terrible estupor que se trataba de “uno de los nuestros”… ¡Y LO QUE ES PEOR! El otro comenzó a seguirle y ¡PEOR AUN! Los dos anteriores volvieron a la carga… de verdad, era una sinfonía infernal de ronquidos a múltiples voces.
Para ponerle la guinda final a esta terrible noche de insomnio, ronquidos y olores humanos varios, al levantarnos hemos comprobado que el día estaba tormentoso y a la hora de empezar a andar hemos tenido que volver con las orejas gachas por culpa de la lluvia.
Menos mal por lo grato de la compañía.
Estaba esta semana cavilando qué hacer durante el finde y me vino a la cabeza lo que siempre me viene: ¡al monte!. Rauda mandé un “multi-sms” a unos cuantos colegas con la propuesta de pasar la noche del sábado en el refugio de Linza para hoy domingo subirnos un bonito pico de la zona.
Sólo recibí la contestación de la sin igual “pareja empanadilla”, así que reservé plaza para tres personas en el citado refugio. Más tarde se apuntó otro colega más y ampliamos la reserva a cuatro personas aunque ya nos habían avisado que el refugio estaba casi lleno.
Así que allí nos presentamos anoche de muy buen humor y con ganas de comernos el mundo… hasta que empezó nuestra pesadilla. Para empezar nos tocaba dormir en “la habitación grande”, esto significaba que dormiríamos con unas 30 personas más. Las literas eran anchas así que tocaba a dos personas por colchón. Bueno, tampoco era tan incómodo el asunto, así que bajamos a cenar al comedor y durante la cena (tontos de nosotros) hicimos algún comentario en clave jocosa sobre la posibilidad de que alguien roncara esta noche. Hasta aquí bien.
Tras la cena nos fuimos a dormir. Ya entrando en la habitación escuchamos la primera nota de la sinfonía que nos acompañaría toda la noche. Ya acostados empezó el sufrimiento, era un ronquido lejano, grave, pero no muy molesto. El problema es que a los 15 min. Empezó otro ronquido más cercano que se sucedía al primero de una manera graciosamente acompasada. Esto nos hizo reír en principio… pero lo peor estaba por llegar. De repente ambos primeros ronquidos pararon y durante un par de minutos hubo silencio hasta que escuchamos la primera nota de otro ronquido, pero, esta vez mucho más cercano… ¡maldita sea!... mi compañera de colchón y yo comprobamos con terrible estupor que se trataba de “uno de los nuestros”… ¡Y LO QUE ES PEOR! El otro comenzó a seguirle y ¡PEOR AUN! Los dos anteriores volvieron a la carga… de verdad, era una sinfonía infernal de ronquidos a múltiples voces.
Para ponerle la guinda final a esta terrible noche de insomnio, ronquidos y olores humanos varios, al levantarnos hemos comprobado que el día estaba tormentoso y a la hora de empezar a andar hemos tenido que volver con las orejas gachas por culpa de la lluvia.
Menos mal por lo grato de la compañía.
Comentarios
Electra, como buena consejera de calidad, les dije a los del refugio que como "medida correctiva" deberían habilitar una habitación especial para roncadores... jejeje!
Un besico.